domingo, 23 de enero de 2011

Un restaurante no tan público

"No hay amor más sincero que el amor a la comida."

Había quedado la tarde del sábado en comer con un amigo. Nos pilló el frío y mientras caminábamos por Gran Vía, dimos sorpresivamente con el restaurante Public (lo había visto antes y está muy escondido, pero no tenía idea que comeríamos allí). Mi amigo, me había comentado anteriormente que el lugar está bien, que siempre está petado y la comida es muy buena y tal.

Al entrar pude percatar el estrés de los camareros, y pues es cierto: el sitio es muy concurrido, siempre está lleno de gente y tuvimos que esperar unos diez minutos para poder tener sitio. El resturante, es acogedor, pero hay un problema que pude detectar, y es que las mesas están un poco juntas entre sí y puedes incomodar a la persona que esté ya sentada y tienes poca intimidad para conversar.

Finalmente encontramos sitio y pudimos pedir la carta: quedé muy sorprendido. No es muy extensa, pero es muy muy variada, tardé algo en elegir el plato: desde ensalada fresca de naranja y langostinos, risotto de ceps con virutas de foie, nido de salmón marinado con huevo y huevas de pescado, ventresca de atún al romesco... mi elección fue pasta con gambas al ajillo. Como entrada, ordenamos una ensalada con guacamole y queso de cabra.

Algo que no gustó: el pan lo sirven sobre de la mesa (¿?) qué es eso? y algo más: la camarera asiática que no dejaba de gritar. El trato fue malo realmente, estoy consciente del estrés pero la atención es imprescindible en un restaurante. Sin embargo la variedad de platos me dejó encantado, y realmente el rollo del pan y la camarera pasó a segundo plano gracias a la carta.

La ensalada: muy buena, destacada. Sencilla, el guacamole muy bien logrado, 'puré' perfecto (no tan triturado, ni tan aguado) para acompañar la lechuga y contrastaba perfectamente bien con los trozos de queso de cabra. A pesar de la incertidumbre del pan sobre la mesa, lo comí junto con la ensalada. Mi plato principal: muy bueno. La pasta al dente y la salsa que acompañaban a las gambas tenía la temperatura perfecta. El suave aliño a base de ajo y pimentón, muy acertado. Las gambas, algo pequeñas (aunque he caído en cuenta que es normal en Madrid) si tienes buen apetito el plato te puede parecer algo escueto, pero... ¿no es precisamente por esto, que existen las entradas y los postres?

Este no es un restaurante gourmet, no esperes tres tenedores a la izquierda de tu plato ni mucho menos. Pero tiene propuestas muy interesantes en su carta, y lo mejor de todo: los precios son muy ajustados, en pleno centro de Madrid. Puede ser una buena solución entre semana, o por qué no, para quedar a cenar entre amigos. El sitio es para todos los públicos, limpio, muy concurrido. Otro punto en contra: está escondido en la calle del Desengaño, un poco difícil de pillar fácilmente... no es muy 'public'.

Public Restaurant
C/ Desengaño, 11, 28004 Madrid

2 comentarios:

Unknown dijo...

Jaja yo estuve a cenar en el Public el sábado por la noche!! Vaya coincidencia!! Lástima que no te ví... Un beso
Lucia

Eduardo Saverio dijo...

La tarde en la que nos vimos en Gran Vía, fue cuando conocí el sitio. Salía de allí cuando nos topamos! jejeje, Madrid es tan pequeño...

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