viernes, 18 de febrero de 2011

Visualmente imprescindible

"¡Cena como un Dios, ordena como un rey y trabaja como un esclavo!"

Constantin Brâncuşi nació en Rumania en 1876 y estudió escultura en la Escuela de Bellas Artes de Bucarest. En 1904 se mudó a París, donde conoció a Auguste Rodin y a Amadeo Modigliani, con quien mantuvo una profunda amistad.

Su obra llamó la atención de Rodin, proponiéndole trabajar en su taller. Brancusi rechazó su oferta, aunque siempre consideró que el escultor francés era el punto de partida de la escultura contemporánea. Las primeras obras muestran la influencia de Rodin y de los impresionistas, pero a partir de 1907-1908 evoluciona hacia un estilo mucho más personal. Inicia un proceso en el que sus figuras se simplifican y tienden hacia la abstracción. Se interesa por el arte primitivo, por la escultura prehistórica y africana y por las esculturas de Gaugain. Es en este momento cuando inicia "El Beso", una de sus obras más memorables en la historia de la escultura abstracta.

"El beso" es, desde cualquier punto de vista, un beso perfecto. Porque carece de tensión, de dulzura, de sentimiento, de sexualidad. Es una obra basada en componentes escultóricos como el volumen, la masa, la textura y la sencillez compositiva. Tal cual como es el sexo anónimo entre dos seres vivos.

Gracias Google.



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